Fuimos creados para el cielo. A través de problemas y desafíos, encontramos a Dios creando una obra maestra. Para experimentar la libertad y la alegría, Jesús nos invita a adentrarnos en el desierto de nuestras vidas, donde somos vulnerables y dependemos de Él. La temporada de Cuaresma nos ofrece la oportunidad de abrirnos a su gracia y misericordia, buscando la grandeza en lugar del simple confort. Estamos destinados al cielo, únete a este viaje.