El proceso sinodal nos reta a entender y valorar la presencia, diversidad y necesidades de las mujeres en nuestra Iglesia. Acompáñanos a explorar porque amar a las mujeres en nuestra iglesia importa. Somos llamados/llamadas a ser una Iglesia que acoge y anima a las mujeres y las niñas. ¿Cómo fomentamos comunidades eclesiales proféticas en su hospitalidad a las mujeres y sus hijas/os?