Una reflexión bíblica sobre el llamado a imitar la compasión de Dios por la humanidad y toda la creación, tal como se expresa en la Encarnación, el ministerio de sanación y la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Como receptores de la compasión divina, estamos llamados a actuar con compasión: no como un manto que «ponerse», sino como una transformación que hace que nuestros corazones latan al ritmo del corazón divino.